Cristal 2006 de Louis Roederer

«Vino de puro placer, vino de gran gastronomía, Cristal es delicado y potente a la vez, pleno de sutileza y precisión» ___ Jean-Baptiste Lécaillon, jefe de bodega

Cristal 2006

En la Maison Louis Roederer apuestan por la continuidad de la alta calidad de su producción. Para ello, esta empresa familiar se caracteriza por estar dirigida por verdaderos conocedores del vino, donde cada viticultor conoce a la perfección sus parcelas, creándose un vínculo especial, una empatía que consigue presentarnos unos caldos llenos de personalidad.

El secreto radica, en primer lugar, en abarcar todas las fases del proceso productivo, sabiendo que «la base de un gran vino es una gran uva». Por eso, sus cepas están plantadas en las mejores tierras («crus» del 95% al 100%).

Los viñedos, inteligentemente distribuidos por la Champagne, se localizan en las tres principales zonas de la región: Montagne de Reims, Vallée de la Marne y Côte des Blancs, siendo esta distribución la que le confiere distintas peculiaridades a cada tipo de uva: cuerpo, carácter, dulzura, elegancia y finura, teniendo como resultado un champagne perfectamente equilibrado.

El vino es actor fundamental de todo el proceso de elaboración, aprovechándose sus cualidades pero también sus debilidades. Cada día se prueba y clasifica el contenido de las cubas por familias de aromas, de sabores, de temperamentos… quedando registradas cuidadosamente, para que sigan evolucionando revelando sus propias características.

Se obtiene la más compleja variedad de vinos de ensamblaje donde los mejores se guardarán en reserva, en barricas de roble, a la espera de convertirse en el licor de expedición más preciado.

Del caluroso y contrastado 2006, con su fresco y lluvioso mes de agosto y su septiembre cálido y seco, surge el Cristal 2006, el más célebre de la Casa. Nació en 1876 para satisfacer el gusto exigente del Zar Alejandro II, y será su recipiente quien le dé nombre, pues es este material el que resalta su transparencia y su luz, acentuando su singularidad.

Esta cuvée se elabora únicamente en los grandes años en los que la madurez del Chardonnay (45%) y del Pinot Noir (55%) permiten lograr el equilibrio sutil preciso que caracteriza a la primera cuvée de prestigio de Champaña.

Se define por un estilo concentrado, denso, maduro, fresco y largo. Combina los Pinots amplios y untuosos con los Chardonnays elegantes, frescos y minerales. La madurez del año 2006 permite alcanzar la particular plenitud entre materia y pureza.

Con un color tornasolado con reflejos ligeramente ambarinos, reveladores de un año con buena madurez, y una efervescencia atenuada, casi tímida pero fina, lenta y regular, asombran los recuerdos de frutas confitadas (limón, naranja), de flores blancas (lirios) y de frutos secos ligeramente tostados (avellada, almendra).

En la boca se muestra redondo y afrutado, amplio y complejo a la vez, con un equilibrio extraordinario. Su textura da la impresión de morder una fruta madura y carnosa, invadiendo el paladar, para rápidamente dar lugar a una frescura pura, cincelada y esbelta.

La madurez, la dulzura y la concentración se fundan sobre la frescura y la mineralidad transformando el fruto maduro en cítrico ligeramente acidulado. Las notas cálidas dan paso a las flores, a las cáscaras de cítricos, a los frutos secos… Tras esta oleada de sabores, domina una impresión de armonía: aromas, sabores, los ligeros amargos, la frescura… son de gran precisión y se entrelazan en un todo perfectamente integrado y complejo. Algunos matices de manzana caramelizada completan la paleta aromática, ya de por sí compleja.

Desde el primer momento, en Louis Roederer se respeta la biodiversidad y se preserva la originalidad de las parcelas, consiguiendo así que cada vino se muestre de forma natural con sus propias características, desvelando poco a poco su personalidad. De este proceso surgen maravillas como el Cristal 2006, el cual recomendamos para estas celebraciones que se acercan.

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